sábado, 24 de diciembre de 2016

Luz contra la oscuridad.

Es un rayo, fue un rayo. De pronto ocupó la silla vacía que estaba a la derecha en frente de mí. Su pelo es rubio y verde, tiene un tatuaje del principito detrás del cuello, sus ojos son azules pálidos como blancos, tez blanca, nariz delineada y perfecta. Es como si su cuerpo, su rostro, esté todo en sintonia con la perfección.

Es una de esas personas que acabas de conocer y que no puedes dejar de mirarlas. Y es también una de esas que ves muchas veces sola, como que no llega integrarse con los demás, no es como todo el mundo y eso me gusta. Me agrada porque mi instinto me dice que hay algo detrás, una raíz más profunda.

De veras que me habría hundido dentro de su piel, imagino su pelo brillando con el día, con su sonrisa dando luz a mis entrañas, con el sol quemándonos, algo muy fuerte. Me ha atravesado el alma, la sangre, y sé que si vuelve a ocurrir, no voy a volver a tener miedo.

Porque ella lo hizo desaperecer de mí ayer, por un momento. 

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