jueves, 5 de mayo de 2016


Las conversaciones que escucho en el trabajo o en el descanso al lado de mis compañeros son siempre banales, todo está muy caro, los fines de semana se hartan a beber y a salir, los jefes de grandes compañías de textil son hombres buenos porque les hacen fiestas de cumpleaños, hablan de ropa o de maquillaje, bueno,os podéis imaginar.

Mientras todo eso ocurre yo estoy apoyada en un sillón mirando a tráves de la ventana todo ese campo verde, sonriendo para mis adentros, imaginándome sentada delante de mi cuadro favorito en El Prado, pensando en Thoreau y en sus ojos azules dando entre otras muchas cosas sentido y belleza a nuestra existencia.  Prefiero estar en silencio que hablar y no decir  nada. Me parece más inteligente.  

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