sábado, 16 de enero de 2016

Pocas veces encuentro un término medio para tener una conversación con alguien,o conozco a personas que no tienen ningún interés en la reflexión y viven por inercia o tropiezo con aútenticos narcicistas de esos que te miran como si fueras el reflejo de su propio espejo mientras dan cancha a su verborrea. Cómo puede ser. Tengo suerte de estar rodeada de algunas personas que no son nada de ninguna de las dos cosas,sencillas,que no te observan por encima del hombro y que admiten cualquier tipo de idea o pensamiento distinto al suyo y pueden hablar durante horas exponiendo lo que piensan sin que te sientas atacado. Uno se ve tan a gusto cuando puede ser libre entre otras personas,sabéis,el enemigo de la filosofía es la soberbia. Lo que escribo aquí no es para dar lecciones de cómo tiene que ser o sentir nadie,es solo lo que hay dentro de mí,cualquiera puede juzgarme,sin embargo la experiencia me dice que nadie está lo suficiente limpio cómo para rechazarme de una o tal forma.  Adoro pensar,puedo estar días,meses o toda mi vida preguntándome qué hacemos aquí,porque es maravilloso que todo esto esté sucediendo. Puedo ver las estrellas por la noche y sentirme inmensamente feliz. ¡ Sentíos felices por eso !

3 comentarios:

  1. Bella reflexión, Ana.
    Siempre hay motivos para sentirse feliz.
    Un besito

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  2. Yeah! Poco más puedo añadir, soy de pocas palabras (a veces). Besos.

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