lunes, 6 de febrero de 2017

Existir.

Estoy en una crisis existencial que está durando ya más de un mes, es terrible no ver sentido a nada, y aunque tenga objetivos, tampoco me parecen suficientes. Es cómo si el mundo y la vida no tuviera nada que ver conmigo, como si estuviera perdida en el cosmos. Necesito un motivo, un propósito. Supongo que sabréis de lo que hablo.

Por cierto, leo los comentarios que me dejáis y aunque no los conteste, no es por antipatía, simplemente que muchas veces  no sé qué decir o también es por miedo a entorpecer vuestras palabras, estropear ese pequeño momento. Entonces prefiero echar mano del silencio. Pero los tengo en cuenta.

1 comentario:

  1. Buenos días, Ana:
    Quizá deberías enfocarlo de otra manera. Dices que buscas un motivo, un propósito, pero lo buscas de forma pasiva, aguardas sentada con la esperanza de que te sorprenda y te eleve en cualquier momento, cualquier monótona mañana de martes. No digo que no pueda pasar eso, que habrá a quien le haya pasado, solo digo que esa actitud te aboca a la espera inconsolada de quien no sabe cuándo puede suceder lo que sueña, e incluso de quien, con la vista nublada y el juicio embotado de tanto esperar, quizá vea afectada su capacidad de captar e interpretar ese algo que le ha pasado, porque pasa, cualquier martes monótono.
    Quizá deberías pasar a la acción: Sé tú misma quien se fije ese motivo o ese propósito que necesitas para existir; fíjate un objetivo (más o menos mundano, el que sea) y lucha y trabaja cada día por acercarte a él. Entra en una dinámica activa en la que invertir tu tiempo, en la que sentirte satisfecha (no el primer día o el primer mes, esto no es magia, pero sí conforme vas erigiendo algo, conforme te vas sintiendo parte de ese algo).
    Leí en un libro de Unamuno un viejo refrán: de beber agua bendita se acaba creyendo. Pues eso mismo, elige un agua, la que más te despierte, y bébela ahora mismo, pero bébela con la confianza del creyente, con ánimo y optimismo, no con apatía. Y repite cada día. Y ten confianza en que sucederá, porque sucede, porque Emerson tenía razón, porque “los años enseñan cosas que los días nunca llegan a conocer”. Confía. Verás cómo un día cualquiera, un monótono martes por la mañana, sin saber en qué momento específico sucedió, te ves envuelta en algo en lo que te sientes identificada, en lo que disfrutas y te reconforta. Lo habrás construido tú.
    Hace poco me sorprendió una frase en una película. Son frases que prefiero encontrar en un libro, con el pulso de la palabra, pero no por ello se pueden despreciar. La película era Jackie, el biopic de la primera dama estadounidense que narra los días posteriores al asesinato de Kennedy. Prácticamente la final de la cinta, un religioso la consolaba, tras haber perdido a su marido, y le decía: “La oscuridad puede que no se extinga, pero no siempre será tan pesada”.
    Mucho ánimo, Ana.
    Un saludo.

    P.D.: Te remito un discurso muy abstracto, pero sin saber más de ti que lo que leo en este blog, me es imposible hacer más sin prejuzgar.

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