domingo, 12 de junio de 2016

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Qué envidia ser roca, mármol, no llorar amargamente,no estar herida constantemente, no sentir que te arrancan la vida al mínimo gesto de decepción o de dolor. Qué suerte tienen los objetos inanimados, la lluvia, el sol, el asfalto, mi ropa que cae sobre mi cuerpo. Qué pena me dan mis huesos, mi corazón, mi alma. Hoy tan solo quiero fundirme con la luz, no ser nada, ni ver nunca más la belleza, el horror, ni el apego, el amor o la tristeza.

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