jueves, 3 de diciembre de 2015

Eran las tantas de la noche y no había nadie por las calles,así que caminaba como si fuera hacia el mar, por en medio de la carretera.Me quedaba mirando cómo parpadeaban las farolas cambiando de amarillo a azul,de azul a nada.Tan solo se oía el crujir de las hojas por debajo de mis zapatos,la quietud de las horas,cómo martilleaba el corazón a la conciencia. Me sobrecogía,miraba a todos lados y lloré,lloré tanto que por un momento no supe volver a casa.

Esas lagrimas que no eran agua,que eran carne viva desde dentro.

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