Hoy he ido a lo que yo llamo ''Lugar sagrado'', voy de vez en cuando, creo que nadie lo sabe y espero que siga así. Hay un silencio, una paz diferente, una tranquilidad. Si conduzco hasta allí es para ver a mí abuelo, recuerdo una vez que le dije a una amiga esto y con su tono que me pareció algo duro me dijo ''No vas a ver a tu abuelo, vas a ver la tumba de tu abuelo''. Me dolió. Bueno, pues hoy he estado allí, las palabras inscritas en su lápida se están borrando, pero aún durarán unos veinte, treinta o cincuenta años más. Por un momento tengo la sensación de que él está allí conmigo, mirándome y diciéndome que no llore. Parece que hayan más almas allí vagando aunque por otro lado pienso ;
¿ Por qué tendrían que estar aquí?. Deben de estar en un lugar con mar, mucho azul, apacible, seguro.
Me vuelvo y camino por todas esas callejuelas, parece una ciudad llena de flores, el ambiente está sobrecargado a rosas y a margaritas, tanto la luz como la sombras son diferentes a los de la ciudad de los vivos. De repente siento tanta tristeza, una soledad ardiente en las mejillas que hace que piense que el día que suceda no quiera estar aquí. No quiero que nadie lea mi nombre, ni estar dentro de un hueco de piedra tachado de cemento, no quiero las típicas frases, definitivamente no quiero estar en un lugar tan extraño como este.
Quiero ser árbol, polvo en las profundidades marinas, viento, que las salamandras me acaricien, ser semilla lanzada a la tierra. Porque eso es lo que somos, esa es la libertad que quiero.
No hay comentarios:
Publicar un comentario