Qué envidia ser roca, mármol, no llorar amargamente,no estar herida
constantemente, no sentir que te arrancan la vida al mínimo gesto de
decepción o de dolor. Qué suerte tienen los objetos inanimados, la
lluvia, el sol, el asfalto, mi ropa que cae sobre mi cuerpo. Qué pena me
dan mis huesos, mi corazón, mi alma. Hoy tan solo quiero fundirme con
la luz, no ser nada, ni ver nunca más la belleza, el horror, ni el
apego, el amor o la tristeza.
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