viernes, 6 de mayo de 2016

La Esclavitud.

Como leí ayer, el trabajo es todo menos demócratico,ahora viene mi opinión.

¿ Acaso elegimos ejercerlo por voluntad propia? No.  Lo hacemos porque la alternativa es no tener comida, ni necesidades básicas cubiertas, ni salud, ni absolutamente nada, caer en la miseria, ser repudiados de la comunidad, no tener definitivamente un futuro digno y merecido como seres humanos que somos.

El trabajo no dignifica como muchos dicen , al contrario debilita y nos rompe tanto física como psicológicamente, nos arrastra.  Mucha gente, por no decir la mayoría vive para trabajar.  Su sueldo es ridículo o incluso menos y le da para pagar su hogar, el agua, el gas, algo de comida. ¿Algo más? No. A parte, nos quita tiempo de ocio, de poder hacer lo que queremos, de disfrutar de nuestra vida, de leer, de culturizarnos entre otras muchísimas cosas.

He conocido y conozco personas que no tienen vida. Su vida es el trabajo, con un solo día libre entre semana, con el resto de un horario de diez de la mañana a siete de la tarde y si contamos la gente que tiene que ir a trabajar con un horario rutinario, sin posibilidad de crecimiento ni creatividad, con un ambiente cargado de obligaciones , privaciones, etecé. ¿ Eso es justo?

 Nos sacrificamos , nos pasamos toda nuestra vida en servir a los de arriba a costa de nuestra sangre, de nuestro tiempo y de nuestra vida. Además, el que nos dejan para disfrutarlo, horas o un día a la semana estamos tan cansados que no podemos hacer lo que queremos.  Nos quieren sometidos, sin capacidad de reflexión ni tiempo para pensar qué ocurre, si el método usado en las empresas o el formalizado por todos es el correcto o no, si da la felicidad o si contribuye al bienestar de la sociedad. No hay que pensar, no hay que ser revolucionaros. Los que lo son, son tachados de locos, antisistema, peligrosos, y mil cosas más.

¿De verdad una persona que quiere que se respeten sus derechos y los de los otros, que quiere tiempo para vivir,  que quiere que el trabajo sea más demócratico, se le puede considerar una persona peligrosa?

Yo creo que no.   ¿ Sabéis que es lo peor de la esclavitud? La gente que no sabe que es una esclava.

La gente que cree que su trabajo es digno, que la tratan bien, que no puede aspirar a algo mejor porque claro, como las cosas son así por algo será y se tiene que respetar. Hay que cambiar las cosas, el sistema, si nosotros no podemos al menos deberíamos dejar una herencia digna, justa, en la que todas las personas del mundo puedan tener una vida digna.


Venimos al mundo por algo, tenemos que darle sentido, es nuestro deber moral para con nosotros y con todos. Hagámoslo posible.

4 comentarios:

  1. Hola Ana, esta tarde he descubierto este blog, redirigido desde tu twitter, y he disfrutado al encontrar cosas muy interesantes.
    Me ha llamado la atención esta entrada en particular, porque rompe una cierta sintonía general, y lo hace de forma abrupta y un tanto irracional. Sobra señalar que esta es solo mi humilde opinión, que (como se firman los dictámenes) somete gustoso a cualquier otra más autorizada. Y la tuya en particular, que es la que me interesa.
    Si tienes tiempo y ganas trataré de explicarlo. Reaccionas ante la situación del mercado de trabajo, o del trabajo en general, pero lo haces de forma vaga y difusa. Te alarmas de que sea esclavo, pero el trabajo, por definición, lo es. ¿Cómo no va a ser esclavo algo que generalmente se hace para conseguir dinero? Porque, seamos realistas, una inmensa minoría trabaja en lo que le gusta; es más, una inmensa minoría de trabajos permiten sentirse realizado (piensa en los trabajos mecánicos y que funcionan sobre la base de cierto automatismo, ¿quién se siente realizado?). Por otro lado, en toda organización son necesarias las jerarquías: en roman paladino, que alguien mande. [Que esas jerarquías no sean meritocráticas es otra cuestión; si lo fuesen no variaría sustancialmente el resultado.] Además, y puesto que vivimos en un sistema de mercado, la competitividad y la necesidad de subsistir lleva a obtener el máximo rendimiento de lo que se tiene.
    No concibo otra posibilidad de organizar una estructura laboral a gran escala y en un mundo globalizado, no concibo otro sistema posible. Ni yo ni nadie, pues las utopías están en los libros. Esto es lo que hay. Doloroso y decepcionante, sí, ¿pero quién dice que la vida misma no lo sea?
    Me ha llamado la atención el inciso de que se ignora esa situación de esclavitud. ¿Querrías pregonar que vivimos esclavos y no existe ninguna salida, que todos se diesen cuenta de los grilletes? En ocasiones la ignorancia es un alivio. Cuando uno se da cuenta de algo ya no puede dejar de ignorarlo, y para los que se dan cuenta, esos fantasmas pueden llegar a lastrar demasiado, a hacer insoportable la vida.
    Por lo que he leído en tu twitter eres una gran lectora, y seguro que compartirás conmigo que muchos de los grandes personajes de la literatura claman por trabajar de sol a sol, con un objetivo definido, sin tiempo para pensar, sin aburrimiento ni angustia... bendito trabajo liberador.
    Creo que por hoy es suficiente. Espero tu respuesta, si me honras con ella.
    Un saludo y sigue bien.
    L.

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    1. Cuando dices esto '' Los grandes personajes de la literatura claman por trabajar de sol a sol, con un objetivo definido, sin tiempo para pensar, sin aburrimiento ni angustia... bendito trabajo liberador.''

      ¿ Es ironía o lo piensas de verdad ? Porque creo que es todo lo contrario, Walser por ejemplo, me parece que no era un gran fan del trabajo de sol a sol. E incluso en sus libros veo grandes críticas también sobre lo que hablo yo de la esclavitud en el ambiente laboral y bueno ya, capitalista claro. Todo y para el dinero.

      ¿No es triste tener solo una vida y tener que emplearla en lo que otros quieren ? ¿ Por qué no podemos vivir en libertad , porque otros lo digan ?

      Cuando dices que es utópico y que hay que amoldarse porque la vida es así y ya está. Te pregunto. ¿ Por qué tengo que aceptarlo ? ¿A caso yo elegí tener este modo de vida , A caso no nací libre ?

      Yo pienso que si todos nos pusiéramos de acuerdo y de verdad hubiese una empatía generalizada, una razón podríamos cambiar las cosas, el mundo. Somos millones de personas, los que organizan como tenemos que vivir son solo unos pocos. Pero claro, nos tienen agarrados con el miedo, en la revolución industrial la gente no tiene nada que perder. Ahora si te quejas en el trabajo, te apuntas algún sindicato o haces cualquier cosa por cambiar algo minímamente te puedes jugar tu puesto. Como siempre. Es una rueda.

      Me parece que la gente que no se da cuenta de que es un esclavo y lo tiene aceptado como una cosa normal, bueno, pues sí, me gustaría que se diera cuenta. ¿ Les parecería insoportable y es mejor vivir la ingorancia ?

      Pero si la situación ya lo es, ¿ No es mejor afrontarla con toda la lucidez?

      .
      Un saludo y gracias por comentar.

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    2. PARTE 1/2:

      Contesto en orden:
      No, en absoluto es ironía. A bote pronto, pienso en Werther de Goethe, el paradigma del romanticismo. Pienso en Konstantín Dmítrievich de Anna Karénina de Tolstoi (recuerdo ahora el pasaje en que se pone a segar el trigo con sus trabajadores, que le miran raro, y en cómo le gratifica como ninguna otra cosa ese trabajo agotador bajo el sol). Pienso en el Oberman de Senancour, en Hans Castorp de la Montaña Mágica de Mann, los discursos de Settembrini. Algunas obras de Gérard de Nerval. Es curioso, todos los ejemplos que comento son precisamente el paradigma absoluto del hombre libre: el joven rico del XVIII y XIX, sin preocupaciones, con todo el tiempo del mundo, con una cultura vastísima, con idiomas, que viajaba por toda Europa con absoluta libertad, pasaba temporadas aquí y allá… el personaje clásico que puebla muchas de las obras de los Stendhal, Tolstoi, Flaubert, Goethe, Mann… Evidentemente hay excepciones (los oprimidos: los Kafka, los Walser, los Hamsun; aquí más cerca Baroja mismo), pero creo vislumbrar una línea bastante clara en los ejemplos que te comento. Quizá el posicionamiento en uno u otro bando encuentre su origen en la particular vida de cada autor: Kafka o Walser tuvieron una muy mala vida, por contraposición a Goethe, por ejemplo.
      ¿Que si es triste todo esto? Sí, por supuesto. Pero, de nuevo, es lo que hay. El problema no es que yo no crea que sea triste, es que no creo que haya otra alternativa, y puesto que no concibo posibilidades, creo que lo lúcido es afrontarla tal y como se presenta, con sus negros y sus blancos. Tenemos herramientas de escape, y ahí están los libros, las pelis, y el arte en general, pero luego hay que volver a calzarse las botas y volver al suelo. Te comenté que he leído tu blog, y me parece recordar el tema de la hostelería, porque te mueves por ese sector, creo. Bien: ¿tú piensas que una persona que se dedica a servir mesas 8 o 10 horas al día se puede sentir realizada cuando llega a casa? Uno, y otro, y otro día. ¿Qué respuesta debería dar un sistema laboral?
      – Reducir la jornada, que solo trabaje 3 o 4 horas: ¿y cómo se lo podrá permitir su jefe?
      – Cobrar más (para que, aunque no se sienta realizado, al menos le compense), pues de nuevo: ¿de dónde sale todo el dinero?
      Igual que te digo un camarero te digo un tendero, o un albañil, o un oficinista, o un conductor… como dije, cualquiera de esos trabajos más mecánicos o autómatas.

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    3. PARTE 2/2:

      Preguntas si nacemos libres. La respuesta es no. Para nada. Desde que nacemos ya estamos condenados y atados. ¿A qué? Pues a todo. Por lo pronto estamos condenados por el lugar en que nacemos, que determina las posibilidades que tendremos. Estamos condenados al sistema, que no presenta variables, que no permite elegir o escoger: o lo tomas todo o ahí tienes la puerta (la pistola, la soga o lo que quieras). Que se puede mejorar: pues sí, dentro de unos márgenes muy limitados, pero no en su esencia estructural.
      Preguntas si hemos elegido todo esto. Tampoco. Como no hemos elegido tener dos manos, y son las que tenemos, o como no hemos elegido ser hombre o mujer, o nacer en un país desarrollado, o en una familia con facilidades. Pero voy más allá: si otra cosa es posible, si podemos elegir tener más manos, pues hágase. Que ahí está el mundo, para que llegue el más cualificado y lo cambie. Como decía Simónides: “Quien quiera luchar, / que luche: se puede.” Pero con hechos, con cambios. Yo no quiero que me digan que soy pesimista, que las cosas pueden ser mejores, lo que quiero es que me digan CÓMO. En particular, si estamos hablando del sistema de trabajo, que me digan cómo articular una estructura laboral que debe dar de comer con eficiencia y eficacia a miles de millones de personas. O que me digan cómo se puede ser libre con facturas por pagar, con hijos a los que sostener, con padres a los que pagar pensiones. Porque alguien debe hacer esas cosas.
      Y lo cierto es que todavía nadie ha mostrado la panacea, la forma de solucionar los problemas. Ninguna mente lúcida en estos primeros miles de años de existencia ha dado con la tecla. Se ha pensado y se ha avanzado mucho, pero desde la revolución industrial existe un estancamiento; con paliativos, pero estancamiento al fin y al cabo. Y ojalá que la encuentren, y rápido, para que podamos contarles a nuestros hijos que antes, cuando éramos jóvenes, se trabajaba por dinero y necesidad, y no por diversión; pero hasta que llegue ese día, hasta que tengamos alguna razón para poder pensar que la cosa puede cambiar, toda calzarse las botas y trabajar.
      Cierro con uno de mis favoritos, R.W. Emerson en su Ensayo sobre la naturaleza, que decía: “al hombre se le da pan, no para que coma, sino para que trabaje”.

      P.D.: Al hilo de la escritura me han ido surgiendo decenas de temas, pero ha de ponerse el punto en algún sitio.

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