Podría escribir tantas cosas ahora mismo, y sin embargo, no puedo. Al levantarme y salir calle abajo he visto su sonrisa, estaba ahí, esperándome, nos hemos abrazado y acariciado de tal forma que era un hogar, estamos haciendo crecer algo que hacía tiempo no veía que pudiera conseguir con nadie. No somos dos, somos uno, de esa confianza que conocernos de siempre cuando a penas unos meses nos vimos por primera vez. Eran las siete menos diez de la mañana, en las aceras se reflejaba el amanecer. Me ha cogido en brazos, me ha levantado con mis pies en el aire hasta unos metros y ha sido mágico. Y tanto que lo ha sido. Quiero escaparme, quiero huir,ver a alguien y que esa persona me vea a mí de la misma forma que lo hacemos él y yo y que no haga falta explicar nada. Así deberían de ser las relaciones, no esconder, no mentir, hablar durante horas sobre nuestras inquietudes, sin juzgar, sin prejuicios, con la absoluta claridad del agua.
Quiero más cosas reales. Lo quiero de verdad.